viernes, 17 de octubre de 2014

YO ESTUVE EN EL “Guayaco Runner” Y LLEGUÉ TARDE... PERO LLEGUÉ!!

Serpentinas, luces, colores chillones marcaron la salida de los participantes  Guayaco Runner, carrera organizada por la Federación del Guayas
 Nunca me gustaron las competencias, ni jamás formar parte de  grupos de amargados que viven de cultivar y cosechar el chisme...
Sin embargo parece que estaba equivocada, tenía una falsa imagen de mí ya que mis primeras frustraciones comenzaron el día que decidí dejarme llevar por mis emociones y a la primera emoción que identifiqué... decidí seguirle los pasos...
Recuerdo que empezó... cuando quise ser parte del grupo de volleyball en la secundaria y me metí en el grupo de las aficionadas... no me duró mucho el entusiasmo porque en las primeras pruebas de rigor se dieron cuenta que no era mi fuerte y como que me encontraron que estaría mejor en la barra, disfrazada de oso... Ya con algunos años más en el cuerpo recordé que admiraba a los deportistas sobre todo por aquellos que se subían al podio y levantaban los brazos y con las manos sostenían los trofeos de los tres primeros puestos. Pero por cuestiones de salud incluí en mi modus vivendi una rutina diaria en el gimnasio y como si estuviera mezclando una fórmula armé mi rutina con unos 40 minutos de Step más 30 de Bailoterapia y 30 de máquinas que a veces cambiaba sacando una y metiendo otras... algo de pilates como para relajarse y hace poco integré al grupo de Crossfit. Todas y cada una  han sido experiencias intensas; full adrenalina, imposible de abandonar a una de ellas... por ningún motivo, ni siquiera por el sexo... Un día, en una de mis sesiones apareció el “Iron Runner”, El Profe  que no se pierde ni una competencia nos llegó a alborotar con anécdotas de su último Extreme Road en Cuenca y nos entusiasmó tanto que  terminamos comprometiéndolo a que nos entrene para “Guayaco Runner”, una carrera organizada por la Federación del Guayas que ya mismo se nos venía en pocos días más.  Éramos alrededor de 10 chicas y 4 chicos los comprometidos que puntualitos nos citamos a recibir los entrenamientos que empezaban con básicos consejos de alimentación y cuidados de primera... previos calentamientos corporales y mas secretos de atletas profesionales que generoso compartió con el grupo. Solo faltaban 7 días para correr esos 5 Kilómetros que nos esperaban el domingo 5 de octubre.
Que los batidos energizantes, que los ungüentos mentolados,  las dietas, los hidratantes, etc., etc... Nada faltó en esos pocos días. Los dolores musculares que una u otras comentaban a diario, las dolorosas pero lindas experiencias nos subieron las ganas de hacer, por lo menos... un buen papel. Hasta que llegó el día, eramos 11 entusiastas que  llevábamos la marca registrada del color celeste en nuestro  pecho "Guayaco Runner", y en nuestros pies las marcas de un intenso entrenamiento. Llevábamos puestos los "todo terreno", esos zapatos que fueron nuestra plataforma en esos cortos pero sudorosos días.

Los chicos invencibles Gabriela, Janina, Martha, Mariuxi, Cathy, Laily, Jhon, Carolina, Hector, el Profe. Juan Carlos y Ronald posan orgullosos con sus medallas puestas  para las cámaras de Zona Libre. Buen equipo!!!
Algo asustados, quizás tímidos ya que éramos primerizos en este tipo de competencias; pero ahí estábamos debajo de las carpas donde se marcaba la salida. Ansiosos, pisábamos la alfombra firmemente para que se active el chip enredado en los  pasadores de nuestros zapatos que sería el encargado de monitorear los kilómetros recorridos.
Serpentinas, luces, colores chillones marcaron nuestra salida... ya en la carrera alargando los pasos y a toda velocidad despejamos el lugar mientras los latidos del corazón iban en aumento, la respiración profunda no era suficiente, la garganta se convertía en un pozo seco,  la velocidad  decrecía... En  el camino nos auxiliaban con agua e hidratantes, cámaras que registraban nuestro cansancio y como siempre los curiosos que se reían al ver nuestros rostros deformados por el esfuerzo aaa y los familiares que se habían dado cita para no perderse la ocasión de vernos agonizantes.
Varios en el camino arranchaban las botellas, otros se detenían a recibirlas y yo prefería no detener la  marcha... No faltaba el que se sentía como en un paseo por el parque, relajado, caminaba hidratándose a más no poder. Las pasamos todas por encima, por debajo, al lado de los puentes hasta que llegamos al punto que marcaba el final de la carrera donde nos esperaban para quitarnos el chip y entregarnos  una humilde medalla de participación.
Empapados de sudor, con el corazón en la boca, la sangre en el  rostro y sin aliento llegamos tal como salimos... firmes,  juiciosos, pero agotados.
Nos tendimos sobre el césped que nos refrescó y apaciguó ese molesto latido de las sienes y la tensión que nos había dejado tiesos como los "muertos vivientes" del cine.
Definitivamente fue una experiencia, un reto superado, una 
inesperada frustración porque me falta mucho más por aprender, por probar, por vivir...
Pero trataré de seguir el consejo del profe: "Supera el reto, descubre tu Potencial”
Parece fácil pero como dice el refrán: "Quién no se arriesga, no cruza el río".

Por: MBA Martha Chuya M.

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