jueves, 7 de abril de 2011

NO ME GUSTAN LOS PIROPOS

La primera vez sucedió cuando tenía 14 años, vestida de falda y tacón caminaba por el centro de la ciudad, medio día, hora pico para todo el mundo, distraída no sentí al hombre que se acercó por mi espalda y susurrando en mi oreja me lanzó un "mamita que rico culo", casi me caigo del susto, salí corriendo mientras el hombre se quedó parado sonríendo, unos metros más adelante un grupo de hombres que habían visto la escena aprovecharon para silbarme y lanzar besos y piropos grotescos, que  a ellos les parecía de lo más normal.

Tardé una semana en recuperarme y algunos años en volver a ponerme falda, todavía camino por las calles a la defensiva y aunque la mayoría de mis amigas me llamen extremista o exagerada estoy en contra del piropo. Detesto llegar a un lugar y que alguien me diga “belleza” "hermosa" "preciosa", "muñeca", qué se le ofrece.

El piropo me parece degradante, machista, ofensivo, denigrante y sexista, los que me conocen aprovechan para recalcarme que algunas mujeres necesitan el piropo para sentirse plenas, que las "hace sentir lindas" que mientras más piropos reciban más mujer se sienten, que no hay nada de malo en que nos digan "muñeca", "mamita rica" "qué lindas tetas", que hay algunos piropos inspirados, románticos, que se diferencian largo y tendido de los piropos obscenos y vulgares que escuchamos normalmente en las calles.

Y yo les digo que romántico o vulgar un piropo es siempre machista, porque tiene como finalidad mostrar que las mujeres somos sujetos de exhibición y de aprobación,  mostrarnos como mercadería para el mejor postor.

Y lo que es peor es que de cara a los piropeadores la mayoría de las mujeres prefiere ignorarlos, guardar silencio y hacer como que si no escucharon nada, total  sino queremos ser piropeadas en las calles para que nos ponemos escote o falda corta o ropa apretada, verdad?.

Así que si no quiero que me vean las tetas, me pongo sostén y doble camiseta, así esté muerta del calor.

Si no quiero que me jodan cuando estoy sola en una cafetería, tendré que dejar de ir a la cafetería o dejar de ir sola.

Si no quiero que me agarren el trasero, tendré que dejar de ponerme minifalda o ropa ajustada

Si no quiero recibir invitaciones con alusiones sexuales, tengo que dejar de lamer helados en la calle. En fin, si no quiero que me piropeen, simple... me quedo encerrada en casita.

Y pensar que algunos se sorprenden cuando me piteo con algún tipo en la calle, seguro pensarán: ¿y ésta? que no le gusta ... jum, seguro que es lesbiana.

Por: Yazmín Bustán