• Son las seis de la mañana y como todos los días, la alarma del celular le recuerda a Katita que es hora de despertarse. Hay que preparar el desayuno porque su marido tiene que ir temprano al trabajo y ella debe llevar a los chicos a la escuela.
De regreso tiene que hacer las compras en el mercado y luego "parar la olla". La mañana de Katita transcurre entre la cocina y la limpieza de la casa. Pasado el mediodía recoge a los chicos, porque como dice su marido "para qué pagar un expreso si tú no trabajas y puedes ir a recoger a los chicos".
Luego del almuerzo a lavar los platos y este día también hay que lavar ropa, todo esto lo hace mientras vigila que los chicos hagan las tareas. Para la noche debe tener lista la merienda para la familia. El marido de Katita siempre llega cansado del trabajo, así que a ella le toca lidiar sola con los hijos hasta que llega la hora de que se vayan a dormir. Al final del día cuando le queda algo de tiempo y de energía aprovecha para planchar la ropa y de ahí por fin se va a descansar. Mañana será otro día que empezará con la alarma de las seis de la mañana...
Katita no lo sabe, pero en Ecuador el trabajo que ella y un millón y medio de mujeres realizan en sus hogares representa el 12,01% del PIB (Producto Interno Bruto), para que se haga una idea, el trabajo del hogar supera al del petróleo que es el 9% del PIB. En cristiano, eso significa que el trabajo que realizan las mujeres produce más que el petróleo.
Y aunque nuestra Constitución considera el trabajo del hogar como productivo, Katita no sabe de sueldos, décimos, feriados, vacaciones, créditos ni de ningún otro beneficio social, porque el trabajo que ella realiza al igual que el de otras mal llamadas "amas de casa" ha sido invisibilizado y minimizado en el proceso económico de nuestro país.
Para jubilarse y recibir una pensión mensual, deberán haber aportado durante 20 años (240 imposiciones en total) y haber cumplido 65 años de edad.
El estado ecuatoriano subsidiará hasta en un 90% esta afiliación y para hacerlo contemplará el nivel socioeconómico de la afiliada, para lo cual está previsto considerar 4 niveles de aportaciones.
El primer nivel es llamado el de subsistencia y abarca a las mujeres que reciben el bono de desarrollo humano (alrededor de 400.000), en este nivel el estado aportará con $9.2 y la afiliada con $2, esta aportación permitirá recibir una pensión jubilar de hasta $76.5 por vejez, muerte o incapacidad.
Y mientras se concretan estas reformas al Código de Trabajo, Katita y un millón y medio de mujeres en Ecuador seguirán preparando comida, cuidando niños, lavando platos y ropa, manteniendo limpio y ordenado el hogar, seguirán trabajando fortaleciendo la base de la economía del país, seguirán trabajando muchas más horas que las 40 a la semana que cumple un trabajador en cualquier empresa, con la gran diferencia que a ella y a las otras mujeres nadie les paga nada por realizar este trabajo.
PD: Katita es un personaje de la vida real, una “ama de casa” con título de Tecnóloga en Computación, madre de dos hijos, cesante. Lleva años intentando encontrar una oportunidad laboral, mientras esa oportunidad llega, ella sigue “sin hacer nada en la casa”.
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De regreso tiene que hacer las compras en el mercado y luego "parar la olla". La mañana de Katita transcurre entre la cocina y la limpieza de la casa. Pasado el mediodía recoge a los chicos, porque como dice su marido "para qué pagar un expreso si tú no trabajas y puedes ir a recoger a los chicos".
Está claro que trabajamos mucho más que los hombres... el camino hacia la equidad e igualdad de género es un camino que nos toca recorrer cuesta arriba. |
Participación Porcentual del Valor Agregado Bruto (VAB) del Trabajo no Remunerado respecto al PIB Nacional por sexo. 20007 - 2010 |
Katita no lo sabe, pero en Ecuador el trabajo que ella y un millón y medio de mujeres realizan en sus hogares representa el 12,01% del PIB (Producto Interno Bruto), para que se haga una idea, el trabajo del hogar supera al del petróleo que es el 9% del PIB. En cristiano, eso significa que el trabajo que realizan las mujeres produce más que el petróleo.
Y aunque nuestra Constitución considera el trabajo del hogar como productivo, Katita no sabe de sueldos, décimos, feriados, vacaciones, créditos ni de ningún otro beneficio social, porque el trabajo que ella realiza al igual que el de otras mal llamadas "amas de casa" ha sido invisibilizado y minimizado en el proceso económico de nuestro país.
Para jubilarse y recibir una pensión mensual, deberán haber aportado durante 20 años (240 imposiciones en total) y haber cumplido 65 años de edad.
El estado ecuatoriano subsidiará hasta en un 90% esta afiliación y para hacerlo contemplará el nivel socioeconómico de la afiliada, para lo cual está previsto considerar 4 niveles de aportaciones.
El primer nivel es llamado el de subsistencia y abarca a las mujeres que reciben el bono de desarrollo humano (alrededor de 400.000), en este nivel el estado aportará con $9.2 y la afiliada con $2, esta aportación permitirá recibir una pensión jubilar de hasta $76.5 por vejez, muerte o incapacidad.
Y mientras se concretan estas reformas al Código de Trabajo, Katita y un millón y medio de mujeres en Ecuador seguirán preparando comida, cuidando niños, lavando platos y ropa, manteniendo limpio y ordenado el hogar, seguirán trabajando fortaleciendo la base de la economía del país, seguirán trabajando muchas más horas que las 40 a la semana que cumple un trabajador en cualquier empresa, con la gran diferencia que a ella y a las otras mujeres nadie les paga nada por realizar este trabajo.
PD: Katita es un personaje de la vida real, una “ama de casa” con título de Tecnóloga en Computación, madre de dos hijos, cesante. Lleva años intentando encontrar una oportunidad laboral, mientras esa oportunidad llega, ella sigue “sin hacer nada en la casa”.
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