A pesar de los obstáculos que encontramos las mujeres a la hora de realizar trabajos que por "tradición", han sido asignados a los hombres por "secula seculorum", y a pesar del paternalismo con que últimamente se trata a las mujeres porque según se dice: somos gente que hay que cuidar y proteger, a las que no se les puede tener mas confianza que la que el manual del macho perfecto permite... y a pesar de que muchos crean y exijan que las mujeres deben verse "siempre" femeninas y que definitivamente hay trabajos en los que las mujeres no calzan... Pues estimadas y estimados lectores les tengo una noticia. Las mujeres estamos avanzando, a paso lento pero seguras, determinadas y empecinadas en que se respeten nuestros derechos. Queremos igualdad de género a la hora de elegir la forma en que viviremos y nos ganaremos la vida. Queremos equidad a la hora de presentar nuestras hojas de vida postulando para un puesto en el que la participación de las mujeres antes no existía y actualmente es minoritaria o no existe. Hay que hacer camino y dejar huellas como lo hicieron Manuela Sáenz, Tránsito Amagüaña, Matilde Hidalgo de Procel, Dolores Caguango y muchas más... y eso es lo que vienen haciendo con mucha energía y disciplina un grupo de mujeres de la compañía de seguridad ICSSE Ltda.
Ellas, Rosario Alarcón, Andreina Bermello, Jessica Del Valle , Julissa Suárez, Génesis Vásquez, Priscila Suárez, Mónica Moreira, Ingrid Pihuave, Maritza Troya, llegaron para quedarse en ICSSE y actualmente trabajan brindando seguridad en el edificio del Gobierno Zonal, al norte de la ciudad de Guayaquil.
- "Tengo algunos años trabajando en seguridad y actualmente soy supervisora de 41 hombres y 8 mujeres. Es difícil, pero me gusta lo que hago, aunque se que es un trabajo en el que debo demostrar siempre mi capacidad. No es igual para los hombres, ellos no tienen que demostrar nada, es normal que trabajen como agentes de seguridad..." nos cuenta Rosario Alarcón, Supervisora en el edificio del Gobierno Zonal.
Algunas ingresaron a trabajar a ICSSE porque un amigo las recomendó, aunque como dice una de ellas... "la recomendación ayuda para llegar, pero no para quedarse".
- "Hemos tenido que demostrar que las mujeres podemos trabajar en seguridad, igual o mejor que los hombres. Somos disciplinadas, fuertes, tenaces, intuitivas y sobre todo responsables de la labor que nos encargan. Ni aún enfermas dejamos de asistir a nuestro trabajo, porque sabemos que el equipo depende de cada uno de nosotros..." acota Génesis, (22) y agrega:
- "Tengo experiencia de algunos años como protectora en seguridad, todas las chicas que trabajamos en esto lo hacemos porque nos gusta y aunque esta profesión tiene sus altas y bajas, no nos arrepentimos de nada. Porque con nuestro trabajo podemos ayudar a mucha gente, aunque algunos no se den cuenta nuestro trabajo es protegerlos, cuidar su integridad física... y en esto nos ha pasado de todo. Fuí protectora en la FAE y antes de venir al edificio del Gobierno Zonal, trabajé como protectora de la función judicial. Ahí sí que las papas queman, porque me tocaba ir con los detenidos a las audiencias, en esas audiencias el problema no eran los detenidos, sino los familiares, las esposas que gritaban, pataleaban y hasta me golpeaban, todo por defender a sus parejas..."
Jéssica del Valle de 23 años, escucha la anécdota y sonríe, asegura que estos son gajes del oficio, que esta es la profesión que eligieron y que sabían desde un principio a lo que se exponían.
- "Hay algunos usuarios que no colaboran con nuestro trabajo. Si alguien que va a entrar al edificio tiene gafas, le pedimos que se las quite, y eso tiene una explicación, las cámaras de seguridad deben registrar el rostro de todos los que ingresan. También hay gente que le molesta que uno le pida que abra sus carteras, bolsos o mochilas. Les explicamos que es para verificar que no ingrese ningún objeto que pueda perjudicar la integridad de los usuarios o del edificio. Se quejan, pero al final la mayoría colabora. Sólo algunos que porque creen que tienen un puesto o un título se ponen malcriados y altaneros. Como una funcionaria a la que le pedí que abriera el bolso y muy despectiva me contestó: no tengo nada y lo que tenga no te importa, a los ladrones es que tienes que revisarles.
Y aunque el usuario siempre tenga la razón, bueno en esta ocasión no la tenía y tuve que reportar esta situación en un informe a mi supervisor. Ah y me olvidaba de los que nunca faltan... esos que cuando uno les indica que vamos a revisar sus maletines responden, es que acaso no sabes quien soy?".
El grupo de seguridad que trabaja en el edificio del Gobierno Zonal no porta armas, aunque algunas de ellas nos cuentan que han recibido capacitación en el manejo de armas y otras como Génesis Vásquez confiesa que tiene buena puntería y experiencia en el manejo de armas como glock, revólver, rifle y algunas más.
Cuentan con un seguro de vida desde el primer día en que acuden a trabajar, no se engañan, saben que el trabajo que realizan es riesgoso. "No me imagino sentada tras un escritorio, eso no es lo mío, aquí tengo la oportunidad de conocer mucha gente y poder ayudar. La gente se sorprende de vernos trabajando en esta área y otros nos miran con agradecimiento, saben que estamos para cuidarlos. Aunque a algunos se les pasa la mano, como una señora que vino hace unas semanas y dejó a sus hijos de 2 y 4 años tomando yogurt, sentados en la planta baja, en la sala de espera y ella muy tranquila se fue a un trámite al piso 10. No se en qué momento los niños se asustaron y empezaron a gritar y nada los paraba. Tuvimos que ir a buscar a la mamá y cuando la encontramos ella muy suelta de huesos nos dijo: ah,... es que se les debe haber terminado el yogurt. Niños perdidos, desmayados, gente que no sabe dónde tiene que hacer sus trámites. Periodistas y fotógrafos que siempre llegan a la carrera a cubrir algún evento... de esos casos hay todos los días", nos comenta una de ellas.
Para este grupo de mujeres, su trabajo es primero siempre. "Soy jefa de los 41 hombres y de las 8 mujeres, y a todos les exijo por igual, no existen diferencias de género a la hora de cumplir con el reglamento. Y si tengo que multarlos o pasar informes porque están mal uniformados, por no acatar órdenes o consignas, por abandono del puesto de trabajo o porque no cumplieron su turno, pues lo hago. Algunos de los compañeros me dicen, oye pero si tu fuiste guardia también..., y yo les digo; por lo mismo que fuí guardia, se que no debemos fallar porque dependemos uno del otro. A los reincidentes los cambiamos de proyecto o dependiendo de la falta se los separa de la compañía". La que nos cuenta esto es Rosario Alarcón, que es la única mujer entre los 4 supervisores del grupo que tienen a su cargo la seguridad en el edificio del Gobierno Zonal.
Este trabajo es de siete días a la semana, y deben estar preparadas para todo tipo de emergencias. Se capacitan constantemente en defensa personal, manejo de armas, primeros auxilios, lenguaje de señas, atención al cliente. Capacitación que la reciben de ICSSE y en ocasiones de instituciones estatales.
El trabajo siempre es prioritario para este grupo de mujeres, lo fue el 30S para Rosario Alarcón que tuvo que permanecer en su puesto de trabajo todo el día. "Estoy separada de mi esposo desde hace algunos años, no tengo contacto con él y ese 30 de septiembre me tocó turno en el edificio y cuando la situación se puso peligrosa, todo lo que quería era ir a recoger a uno de mis hijos que estaba en el colegio, pero no podía hacerlo porque tenía que cumplir con mi responsabilidad en el trabajo. Me tocó llamar a mi ex esposo, al que no le hablaba desde hacía tiempo y pedirle que fuera a recoger al colegio a mi hijo que salía a la una de la tarde, y llamar a mi hija que estaba en casa y explicarle que no se asomara, que no abriera la puerta y que se quedara en el cuarto del fondo hasta que yo llegara. Ese día no hubo buses y a un compañero y a mí, nos tocó llegar caminando a nuestras casas".
El día a día de estas mujeres continúa, se mantienen siempre alertas ante cualquier anomalía o amenaza, su trabajo es proteger y se sienten capacitadas para hacerlo. Casi todas ellas llegaron a trabajar en el área de seguridad buscando un empleo, buscando una oportunidad de aportar, de sentirse útiles y orgullosas de sí mismas. Y vaya que lo han logrado.
Ellas se han empeñado en terminar con el estereotipo de que sólo los hombres pueden trabajar en seguridad. Ellas con su espíritu laborioso e independiente están cambiando la historia de las mujeres en este país de machos venidos a menos... bien por ellas!
NOTA: Agradecemos la colaboración de la empresa de Seguridad ICSSE Ltda. y del Capitán Luis Matamoros para la elaboración de este reportaje.
Por: Yazmín Bustán
Ellas, Rosario Alarcón, Andreina Bermello, Jessica Del Valle , Julissa Suárez, Génesis Vásquez, Priscila Suárez, Mónica Moreira, Ingrid Pihuave, Maritza Troya, llegaron para quedarse en ICSSE y actualmente trabajan brindando seguridad en el edificio del Gobierno Zonal, al norte de la ciudad de Guayaquil.
- "Tengo algunos años trabajando en seguridad y actualmente soy supervisora de 41 hombres y 8 mujeres. Es difícil, pero me gusta lo que hago, aunque se que es un trabajo en el que debo demostrar siempre mi capacidad. No es igual para los hombres, ellos no tienen que demostrar nada, es normal que trabajen como agentes de seguridad..." nos cuenta Rosario Alarcón, Supervisora en el edificio del Gobierno Zonal.
Algunas ingresaron a trabajar a ICSSE porque un amigo las recomendó, aunque como dice una de ellas... "la recomendación ayuda para llegar, pero no para quedarse".
- "Hemos tenido que demostrar que las mujeres podemos trabajar en seguridad, igual o mejor que los hombres. Somos disciplinadas, fuertes, tenaces, intuitivas y sobre todo responsables de la labor que nos encargan. Ni aún enfermas dejamos de asistir a nuestro trabajo, porque sabemos que el equipo depende de cada uno de nosotros..." acota Génesis, (22) y agrega:
- "Tengo experiencia de algunos años como protectora en seguridad, todas las chicas que trabajamos en esto lo hacemos porque nos gusta y aunque esta profesión tiene sus altas y bajas, no nos arrepentimos de nada. Porque con nuestro trabajo podemos ayudar a mucha gente, aunque algunos no se den cuenta nuestro trabajo es protegerlos, cuidar su integridad física... y en esto nos ha pasado de todo. Fuí protectora en la FAE y antes de venir al edificio del Gobierno Zonal, trabajé como protectora de la función judicial. Ahí sí que las papas queman, porque me tocaba ir con los detenidos a las audiencias, en esas audiencias el problema no eran los detenidos, sino los familiares, las esposas que gritaban, pataleaban y hasta me golpeaban, todo por defender a sus parejas..."
Jéssica del Valle de 23 años, escucha la anécdota y sonríe, asegura que estos son gajes del oficio, que esta es la profesión que eligieron y que sabían desde un principio a lo que se exponían.
- "Hay algunos usuarios que no colaboran con nuestro trabajo. Si alguien que va a entrar al edificio tiene gafas, le pedimos que se las quite, y eso tiene una explicación, las cámaras de seguridad deben registrar el rostro de todos los que ingresan. También hay gente que le molesta que uno le pida que abra sus carteras, bolsos o mochilas. Les explicamos que es para verificar que no ingrese ningún objeto que pueda perjudicar la integridad de los usuarios o del edificio. Se quejan, pero al final la mayoría colabora. Sólo algunos que porque creen que tienen un puesto o un título se ponen malcriados y altaneros. Como una funcionaria a la que le pedí que abriera el bolso y muy despectiva me contestó: no tengo nada y lo que tenga no te importa, a los ladrones es que tienes que revisarles.
Y aunque el usuario siempre tenga la razón, bueno en esta ocasión no la tenía y tuve que reportar esta situación en un informe a mi supervisor. Ah y me olvidaba de los que nunca faltan... esos que cuando uno les indica que vamos a revisar sus maletines responden, es que acaso no sabes quien soy?".
El grupo de seguridad que trabaja en el edificio del Gobierno Zonal no porta armas, aunque algunas de ellas nos cuentan que han recibido capacitación en el manejo de armas y otras como Génesis Vásquez confiesa que tiene buena puntería y experiencia en el manejo de armas como glock, revólver, rifle y algunas más.
Cuentan con un seguro de vida desde el primer día en que acuden a trabajar, no se engañan, saben que el trabajo que realizan es riesgoso. "No me imagino sentada tras un escritorio, eso no es lo mío, aquí tengo la oportunidad de conocer mucha gente y poder ayudar. La gente se sorprende de vernos trabajando en esta área y otros nos miran con agradecimiento, saben que estamos para cuidarlos. Aunque a algunos se les pasa la mano, como una señora que vino hace unas semanas y dejó a sus hijos de 2 y 4 años tomando yogurt, sentados en la planta baja, en la sala de espera y ella muy tranquila se fue a un trámite al piso 10. No se en qué momento los niños se asustaron y empezaron a gritar y nada los paraba. Tuvimos que ir a buscar a la mamá y cuando la encontramos ella muy suelta de huesos nos dijo: ah,... es que se les debe haber terminado el yogurt. Niños perdidos, desmayados, gente que no sabe dónde tiene que hacer sus trámites. Periodistas y fotógrafos que siempre llegan a la carrera a cubrir algún evento... de esos casos hay todos los días", nos comenta una de ellas.
Para este grupo de mujeres, su trabajo es primero siempre. "Soy jefa de los 41 hombres y de las 8 mujeres, y a todos les exijo por igual, no existen diferencias de género a la hora de cumplir con el reglamento. Y si tengo que multarlos o pasar informes porque están mal uniformados, por no acatar órdenes o consignas, por abandono del puesto de trabajo o porque no cumplieron su turno, pues lo hago. Algunos de los compañeros me dicen, oye pero si tu fuiste guardia también..., y yo les digo; por lo mismo que fuí guardia, se que no debemos fallar porque dependemos uno del otro. A los reincidentes los cambiamos de proyecto o dependiendo de la falta se los separa de la compañía". La que nos cuenta esto es Rosario Alarcón, que es la única mujer entre los 4 supervisores del grupo que tienen a su cargo la seguridad en el edificio del Gobierno Zonal.
Este trabajo es de siete días a la semana, y deben estar preparadas para todo tipo de emergencias. Se capacitan constantemente en defensa personal, manejo de armas, primeros auxilios, lenguaje de señas, atención al cliente. Capacitación que la reciben de ICSSE y en ocasiones de instituciones estatales.
El trabajo siempre es prioritario para este grupo de mujeres, lo fue el 30S para Rosario Alarcón que tuvo que permanecer en su puesto de trabajo todo el día. "Estoy separada de mi esposo desde hace algunos años, no tengo contacto con él y ese 30 de septiembre me tocó turno en el edificio y cuando la situación se puso peligrosa, todo lo que quería era ir a recoger a uno de mis hijos que estaba en el colegio, pero no podía hacerlo porque tenía que cumplir con mi responsabilidad en el trabajo. Me tocó llamar a mi ex esposo, al que no le hablaba desde hacía tiempo y pedirle que fuera a recoger al colegio a mi hijo que salía a la una de la tarde, y llamar a mi hija que estaba en casa y explicarle que no se asomara, que no abriera la puerta y que se quedara en el cuarto del fondo hasta que yo llegara. Ese día no hubo buses y a un compañero y a mí, nos tocó llegar caminando a nuestras casas".
El día a día de estas mujeres continúa, se mantienen siempre alertas ante cualquier anomalía o amenaza, su trabajo es proteger y se sienten capacitadas para hacerlo. Casi todas ellas llegaron a trabajar en el área de seguridad buscando un empleo, buscando una oportunidad de aportar, de sentirse útiles y orgullosas de sí mismas. Y vaya que lo han logrado.
Ellas se han empeñado en terminar con el estereotipo de que sólo los hombres pueden trabajar en seguridad. Ellas con su espíritu laborioso e independiente están cambiando la historia de las mujeres en este país de machos venidos a menos... bien por ellas!
NOTA: Agradecemos la colaboración de la empresa de Seguridad ICSSE Ltda. y del Capitán Luis Matamoros para la elaboración de este reportaje.
Por: Yazmín Bustán