Puyo, capital de la provincia de Pastaza, puerta a la selva, seduce con un clima cálido y húmedo. El Puyo es un próspero centro comercial de los productos del sector como la caña de azúcar, la naranjilla, el té, el café, la yuca, etc. Además es un lugar de relajamiento para sentir la selva con su agradable clima, su misterio, la virginidad de sus paisajes y su fauna milenaria. Actualmente es una ciudad organizada que ofrece muchas alternativas a turistas nacionales e internacionales que llegan desde todas partes del mundo a disfrutar de los atractivos naturales y culturales preservados y protegidos que posee la singular provincia de Pastaza.
Un fin de semana es muy corto para poder conocer todas las bondades de este sitio pero yo solo tenía 4 días para conocer y disfrutar la experiencia que me bastaron para asumir, transmitir y recomendar la hermosura sin igual del lugar y ahora debo contarlo y mostrarlo en 2 páginas.
Llegamos al Puyo luego de 9 horas de viaje, nos recibió el Dr. Roberto de la Torre, el mismísimo Alcalde de la ciudad, que se apronta a celebrar otro aniversario. Nos dio la bienvenida y un hermoso collar, típico adorno de los habitantes naturales. Era la forma con que Puyo abre las puertas a los visitantes y la autorización para correr esta aventura inolvidable de este pulmón del mundo que se conserva protegido para la sobrevivencia de un planeta amenazado por el descuido, la explotación y contaminación de sus riquezas naturales.
Comenzamos aquí en la Hostería Orkidea Lodge, un lugar escondido en medio de la selva, rodeado de ríos, cascadas, aves y mariposas; donde la comida es sana y deliciosa. Probamos un suculento ceviche de tilapia, la famosa guayusa, una sabrosa bebida fría a la que se la conoce como el afrodisiaco amazónico porque te pone sensible y alegrón en segundos, según me cuentan, en todo caso es un símbolo de la cultura amazónica... Ya con el hambre saciada nos registrarnos en el Hostal El Puyo, en pleno centro de la ciudad, de habitaciones confortables, con todo el lujo que permiten las leyes de protección y preservación del lugar. Un bañito con agua caliente para templar al cuerpo y luego salir a pasear un rato y sentir la fría y larga noche selvática. Fue un pequeño recorrido por el mirador y el malecón Boayaku, en el camino pasamos por la Zona Rosa donde jóvenes y no tan jóvenes la visitan en busca de distracción. Terminamos la noche con una exquisita cena a lado de una chimenea.
Ya al día siguiente nos tocó experimentar aventura tras aventura, deportes extremos a las que era imposible negarse; rafting, ciclismo, Kayak fueron algunas de ellas...así que... A lo hecho pecho!!, y Quién dijo miedo?... Empezamos por el deporte mas riesgoso; el rafting, aquí si confieso que aunque le hago al deporte extremo jamás había hecho esto, 15 Km. remando, siempre bajo la supervisión de Juanito, nuestro guía quien durante todo el recorrido se aseguró de no "perder a nadie"... Ya estaba yo muy relajada, disfrutando de la hermosa vista desde el medio del río Pastaza, rema que rema hasta que de pronto me sentí inmersa entre olas y remolinos que arrastraban la canoa y nos hacían rebotar como resorte del asiento cada vez mas fuerte... así pasamos durante 1 hora con 15 minutos entre altas y bajas, esto sí que es sentirse vivo, cuando la adrenalina se apodera de uno... Regresamos mojados y relajados, felices de haber sobrevivido a esta experiencia extrema que nos despertó un hambre atroz, así que derechito al comedor por el almuerzo pero, antes algo de cultura, conocimos la plantación de caña y obvio, su respectiva degustación todo un minucioso proceso que termina en ricas panelitas que usamos para nuestras nutritivas coladitas diurnas y nocturnas.
Luego nos fuimos al tan esperado almuerzo y si de probar comida amazónica se trata nada mejor que la típica de nuestra amazonía, el Maito de tilapia, aderezado con sal, ajo, cebolla y envuelto en hoja de bijao asado a las brasas. Una delicia, que acompañamos con yuca frita, papas y una salsa de tomate... Simplemente delicioso lo prepara el Restaurante Los Guayacanes.
Continuando con nuestro recorrido nos agarró la helada llovizna que aunque nos enfrió un poco no fue impedimento para seguir con nuestra agenda que nos invitaba a visitar la hermosa Cascada El Triunfo que nos direccionó a un Deporte de Aventura en contacto directo con la madre selva, el "canyoning". Luego cruzamos en tarabita, e iniciamos una caminata corta de 20 minutos por un sendero en medio del bosque tropical, en el trayecto en el mirador apreciamos el paisaje de la cordillera Sacha Llanganati, esta maravilla natural con una caída de agua de 40 metros de altura que desciende hacia una laguna de agua cristalina, llegamos a lo alto de la impresionante cascada El Triunfo, un verdadero paraíso natural y allí nos envolvieron con cuerdas especiales en la cintura y en las piernas, enganchándonos a una ancha cuerda que nos mantenía seguras, con un casco protector en la cabeza y listo a descender, las rocas enlodadas y resbalosas despertaron mi miedo que permaneció pegado a mi durante los 40 metros de recorrido, pero que al mismo tiempo me empujó a descender a grandes saltos provocando deslizamientos de mis pies que quedaron en el aire en varias ocasiones... En realidad fue una buena experiencia que la cerramos con un rico chocolate caliente aplacando así los rezagos del miedo y la zozobra a los que me había expuesto.
Ya la oscuridad y el silencio de la noche nos pedía a gritos descansar de tan trajinado día pero no sin antes visitar la hostería Finca el Pigual ubicada justo a la entrada a la amazonía, a poca distancia del centro de la ciudad donde nos esperaba Doña Emma, un personaje de carácter fuerte que personalmente se encargó de ofrecernos una exquisita cena.
Definitivamente algo nos quiso demostrar el Puyo, porque amanecimos como nos acostamos con una imparable lluvia que crecía según pasaban las horas, así que se complicó nuestra visita al centro de rescate animal Yana Cocha, un atractivo turístico que no pudimos recorrer completamente, pero nos enteramos que aquí se albergan especies en peligro de extinción.
Luego nos dirigimos a conocer algunas de las aves mas bellas del mundo que solo se las encuentra en el Puyo, en el Parque Real de aves exóticas. Entre las especias de aves más destacadas vimos a los faisanes del Asia, avestruces, pavos reales, el ave unicornio, loras, guacamayos, etc. me quedé con la boca abierta de ver estas hermosas aves.
Así terminó nuestra aventura por la cabecera cantonal del Cantón Pastaza no sin antes agradecer a la Asociación de Municipalidades Ecuatoriana (AME) por la invitación a conocer una parte de nuestra Amazonía e invitar a medio mundo a visitar esta hermosa ciudad del Puyo que está en vísperas de su 116 aniversario para la que tiene prevista desde el 28 de abril al 12 de mayo fantásticas actividades festivas. Están todos invitados a este paraíso amazónico.
Un fin de semana es muy corto para poder conocer todas las bondades de este sitio pero yo solo tenía 4 días para conocer y disfrutar la experiencia que me bastaron para asumir, transmitir y recomendar la hermosura sin igual del lugar y ahora debo contarlo y mostrarlo en 2 páginas.
Llegamos al Puyo luego de 9 horas de viaje, nos recibió el Dr. Roberto de la Torre, el mismísimo Alcalde de la ciudad, que se apronta a celebrar otro aniversario. Nos dio la bienvenida y un hermoso collar, típico adorno de los habitantes naturales. Era la forma con que Puyo abre las puertas a los visitantes y la autorización para correr esta aventura inolvidable de este pulmón del mundo que se conserva protegido para la sobrevivencia de un planeta amenazado por el descuido, la explotación y contaminación de sus riquezas naturales.
Comenzamos aquí en la Hostería Orkidea Lodge, un lugar escondido en medio de la selva, rodeado de ríos, cascadas, aves y mariposas; donde la comida es sana y deliciosa. Probamos un suculento ceviche de tilapia, la famosa guayusa, una sabrosa bebida fría a la que se la conoce como el afrodisiaco amazónico porque te pone sensible y alegrón en segundos, según me cuentan, en todo caso es un símbolo de la cultura amazónica... Ya con el hambre saciada nos registrarnos en el Hostal El Puyo, en pleno centro de la ciudad, de habitaciones confortables, con todo el lujo que permiten las leyes de protección y preservación del lugar. Un bañito con agua caliente para templar al cuerpo y luego salir a pasear un rato y sentir la fría y larga noche selvática. Fue un pequeño recorrido por el mirador y el malecón Boayaku, en el camino pasamos por la Zona Rosa donde jóvenes y no tan jóvenes la visitan en busca de distracción. Terminamos la noche con una exquisita cena a lado de una chimenea.
Ya al día siguiente nos tocó experimentar aventura tras aventura, deportes extremos a las que era imposible negarse; rafting, ciclismo, Kayak fueron algunas de ellas...así que... A lo hecho pecho!!, y Quién dijo miedo?... Empezamos por el deporte mas riesgoso; el rafting, aquí si confieso que aunque le hago al deporte extremo jamás había hecho esto, 15 Km. remando, siempre bajo la supervisión de Juanito, nuestro guía quien durante todo el recorrido se aseguró de no "perder a nadie"... Ya estaba yo muy relajada, disfrutando de la hermosa vista desde el medio del río Pastaza, rema que rema hasta que de pronto me sentí inmersa entre olas y remolinos que arrastraban la canoa y nos hacían rebotar como resorte del asiento cada vez mas fuerte... así pasamos durante 1 hora con 15 minutos entre altas y bajas, esto sí que es sentirse vivo, cuando la adrenalina se apodera de uno... Regresamos mojados y relajados, felices de haber sobrevivido a esta experiencia extrema que nos despertó un hambre atroz, así que derechito al comedor por el almuerzo pero, antes algo de cultura, conocimos la plantación de caña y obvio, su respectiva degustación todo un minucioso proceso que termina en ricas panelitas que usamos para nuestras nutritivas coladitas diurnas y nocturnas.
Luego nos fuimos al tan esperado almuerzo y si de probar comida amazónica se trata nada mejor que la típica de nuestra amazonía, el Maito de tilapia, aderezado con sal, ajo, cebolla y envuelto en hoja de bijao asado a las brasas. Una delicia, que acompañamos con yuca frita, papas y una salsa de tomate... Simplemente delicioso lo prepara el Restaurante Los Guayacanes.
Continuando con nuestro recorrido nos agarró la helada llovizna que aunque nos enfrió un poco no fue impedimento para seguir con nuestra agenda que nos invitaba a visitar la hermosa Cascada El Triunfo que nos direccionó a un Deporte de Aventura en contacto directo con la madre selva, el "canyoning". Luego cruzamos en tarabita, e iniciamos una caminata corta de 20 minutos por un sendero en medio del bosque tropical, en el trayecto en el mirador apreciamos el paisaje de la cordillera Sacha Llanganati, esta maravilla natural con una caída de agua de 40 metros de altura que desciende hacia una laguna de agua cristalina, llegamos a lo alto de la impresionante cascada El Triunfo, un verdadero paraíso natural y allí nos envolvieron con cuerdas especiales en la cintura y en las piernas, enganchándonos a una ancha cuerda que nos mantenía seguras, con un casco protector en la cabeza y listo a descender, las rocas enlodadas y resbalosas despertaron mi miedo que permaneció pegado a mi durante los 40 metros de recorrido, pero que al mismo tiempo me empujó a descender a grandes saltos provocando deslizamientos de mis pies que quedaron en el aire en varias ocasiones... En realidad fue una buena experiencia que la cerramos con un rico chocolate caliente aplacando así los rezagos del miedo y la zozobra a los que me había expuesto.
Ya la oscuridad y el silencio de la noche nos pedía a gritos descansar de tan trajinado día pero no sin antes visitar la hostería Finca el Pigual ubicada justo a la entrada a la amazonía, a poca distancia del centro de la ciudad donde nos esperaba Doña Emma, un personaje de carácter fuerte que personalmente se encargó de ofrecernos una exquisita cena.
Definitivamente algo nos quiso demostrar el Puyo, porque amanecimos como nos acostamos con una imparable lluvia que crecía según pasaban las horas, así que se complicó nuestra visita al centro de rescate animal Yana Cocha, un atractivo turístico que no pudimos recorrer completamente, pero nos enteramos que aquí se albergan especies en peligro de extinción.
Luego nos dirigimos a conocer algunas de las aves mas bellas del mundo que solo se las encuentra en el Puyo, en el Parque Real de aves exóticas. Entre las especias de aves más destacadas vimos a los faisanes del Asia, avestruces, pavos reales, el ave unicornio, loras, guacamayos, etc. me quedé con la boca abierta de ver estas hermosas aves.
Así terminó nuestra aventura por la cabecera cantonal del Cantón Pastaza no sin antes agradecer a la Asociación de Municipalidades Ecuatoriana (AME) por la invitación a conocer una parte de nuestra Amazonía e invitar a medio mundo a visitar esta hermosa ciudad del Puyo que está en vísperas de su 116 aniversario para la que tiene prevista desde el 28 de abril al 12 de mayo fantásticas actividades festivas. Están todos invitados a este paraíso amazónico.
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