Yasuní es el pulmón de nuestro país y aporta mucho al mundo limpiando la contaminación de la cual TODOS somos responsables... Eso lo ha repetido mil veces nuestro Presidente, pero...
Como nosotras somos medio desconfiaditas y aventureras quisimos comprobar con nuestros propios ojos las maravillas del lugar así que nos internamos una semana en la comunidad Kichwa Añangu, que se encuentra en medio de la reserva del Parque Yasuní, y aunque nos quedó corto el tiempo, lo aprovechamos al máximo, con lluvia, sol, mosquitos y todo aquello que vive en la Amazonía y como la canción... deja huellas picosas, ronchas y a veces provocan fiebres. Salimos a los recorridos, con las instrucciones que Galo Villamil, el Jefe de la Comuna le daba a nuestra guía; Emma Cerda y también a Alex Aguinda que se nos unió luego de despedirse de un grupo de operadores turísticos suizos que visitaban el lugar. Esa misma tarde nosotras, full equipo, nos preparamos para salir al primer recorrido, Nos sentíamos como parte de un safari cinematográfico hasta que el mismo Galo al vernos nos dijo sonriendo paternalmente, "¿así van a salir?... y nosotras respondimos: "... por supuesto!"... bueno dijo él, que les vaya bien, quizás lo dijo pensando que la experiencia nos iba a enseñar más que un curso para turistas e investigadoras... Los mosquitos nos devoraron gran parte de nuestra anatomía ya que habíamos ido con licras cortas y blusas ajustadas súper frescas... luego entendimos que en la selva hay que andar con pantalones largos sintéticos, fáciles de secar, de colores claros y blusas anchas... Nada de andar mostrando "la mercadería"... ahí fue cuando entendimos la sonrisita de Galo, pero bueno... todo nuestro guardarropas era casi igual, así que ya se imaginarán cómo regresamos a casita después de una semana sirviendo de alimento a los insectos milenarios del Yasuní.
Para la noche nos tocó adelantar la cena de despedida porque los suizos se iban a la mañana siguiente, nos sirvieron comida representativa del lugar, yucas y verdes cocinados, el famoso "Maito" (que puede ser de carne, res, pollo o pescado... sazonado sólo con sal, todo enrollado en una hoja de plátano, asado a la brasa para que absorba todos los sabores y se lo acompaña con palmito cortado en cuadritos)... Un manjar para paladares sibaritas como los nuestros, de postre comimos el gusano mayón asado crujiente y suave a la vez y de bebida agua de guayusa. Como verán la Pachamama es la que provee todos los alimentos, de manera que por acá los Czarninski se morirían de hambre con su Comisariato... (pero no tardarían en encontrar el negocio que funcione y en menos de lo que canta un pollo o gallo, llenarían de Super-Mercados el Yasuní, se lo doy firmado!
Al día siguiente nos levantamos a las 4:00 am para presenciar la Guayusada, que es una tradición de la comunidad en la cual se reúne el jefe del hogar con su familia y planifica las actividades que cada uno va a realizar durante el día, para la comunidad, y es muy importante para mejorar el estado de ánimo de la persona, ya que hay veces que se amanece con malas vibras, se cuentan los sueños que son interpretados por el jefe o por un colaborador como Midia, hermana de Emma nuestra guía, que había soñado con que llegaba demasiada gente al lugar y no se abastecían, según Galo significaba que llovería todo el día. Uno de los suizos contó que tenia un sueño recurrente, soñaba que trataba de llegar a una cita o ir a cualquier lugar pero nunca llegaba, Galo respondió que significaba que él tendría larga vida y muchos caminos que recorrer... Mientras conversábamos nos iban sirviendo agua de guayusa hervida en leña y para los que querían chicha de yuca no muy fermentada les daban sin problema, ya que no producía ningún efecto embriagante (ojo nos cuentan que ya no la hacen mascando la hoja como antes por las enfermedades que se pueden transmitir).
Luego del desayuno nos fuimos en lancha por el Rio Napo a un saladero que es una montaña de tierra donde llegan diferentes tipos de loros a comer, pero como llovió y ni un loro se apareció, continuamos a la casa de las mamacunas, mujeres encargadas del cuidado y educación de los niños, ellas nos invitaron a participar de una danza tradicional, nos ilustraron acerca de sus tradiciones como la Guayusada, reunión en la que participamos esa madrugada, luego vimos las artesanías hechas por ellas y los diferentes métodos que los abuelos utilizan para la caza de animales, cuentan que lo hacen para que las futuras generaciones no se olviden de sus raíces... En el lugar también tienen un mirador de aves, pero como llovía (para variar), no se los pudo ver ese día.
Decididas a ver la fauna del lugar así llueva, truene o relampagueé nos fuimos nuevamente en lancha y llegamos a un sendero que luego de una caminata de más de 45 minutos, totalmente entretenida porque por el camino nos encontrábamos con una diversidad de animales que se mimetizan entre los árboles y ramas para su protección pero que el guía nos mostraba sin problemas. Llegamos a un mirador que está en la copa de un ceibo de 37 metros de altura, y con los largavista pudimos ver a los monos capuchinos, papagayos y aves en general, estando en el mirador se nos hizo la noche, así y cuando llegamos al punto de encuentro con la lancha no sabíamos si había llegado o no, por lo que decidimos irnos a pie hasta la hostería donde nos estábamos quedando, fue una caminata de 7 kilómetros en medio de la selva y sin más luz que la de las linternas.
El último día nos fue increíble... ya éramos peritas en las caminatas por la selva, sabíamos como pisar y de donde agarrarnos y los mosquitos ya no eran molestia alguna. Desde la mañana pudimos ver a los loros llegar a comer al saladero y vimos a los benditos pájaros, nos encontramos con una familia de puercos sainos bebiendo agua en una poza, luego vimos de cerca al Papagayo, a la Pava Hedionda, Garzas, Tortugas Marinas y otros más. Para la tarde nuevamente en la lancha a motor nos dirigimos hasta llegar a un lugar llamado La Bodega que es el paradero de las lanchas que pertenecen al Napo Wildlife Center que se podría decir que es la "mamá" del Yasuni Kichwa Añangu, lodge donde nos quedábamos nosotras y nació gracias a los ingresos del Napo Wildlife Center, que se especializa en la flora y fauna y el otro en la cultura, lodge (son como hosterías) administradas por las comunidades y todos los recursos se quedan en las comunas para sus mejoras. Ya que no sacaremos el petróleo del Yasuní, explotarlo turísticamente es una excelente idea.
En La Bodega hicimos trasbordo en canoa a remo, hasta llegar a la laguna de las aguas negras, solo remaron Alex, Emma y el sobrino de Emma, nosotras no, pero la Martha al llegar le preguntó a Emma "¿cuánto fue lo que remamos?"... para lo que ella contestó con la paciencia que siempre nos tuvo: "2 horas de ida y 2 de vuelta...", Alex nos cuenta que el nombre de la laguna se lo debe al color de sus aguas, porque tien el ph más denso y no se oxigena, pocas son las especies marinas que viven en ellas, el recorrido que hicimos fue por un canal súper angosto que los de la Comunidad Añangu hicieron a punta de machete... En el camino nos encontramos con mas aves, familias de monos cruzando la selva de rama en rama y con el cantar de los pájaros... nuestra idea era ver a los caimanes, pero como anteriormente hubo un accidente con turistas que fueron atacados por un caimán, ahora está prohibido llegar hasta donde ellos y tampoco los vimos al regreso, pero vimos murciélagos pescadores, que iban detrás de los peces que saltan en el agua para tomar aire... las luciérnagas y una hermosa luna que nos iluminó en todo el camino de regreso.
Bueno ustedes se preguntarán aunque sea por curiosidad ¿para qué se internaron en la selva, en un lugar donde no hay conexión para comunicarse, donde la tecnología ni siquiera ha contaminado el lugar... todo está en su habitad natural o sea en estado casi salvaje, así que si quieren les paso el dato para que vayan personalmente por si algún día quieren desconectarse de todo y de todos, porque para eso la amazonia, ocupa el primer lugar en la lista de los lugares naturales 99,95% vírgenes.
Para los mas curiosos les cuento que nuestro propósito del viaje fue el Calendario 2013 que cada año hacemos con un motivos diferentes.
Después de esta aventura maravillosa vuelvo y repito: Yo no elegí nacer en Ecuador, simplemente tuve suerte... Gracias Yasuní por todo, por tu gente y por tu sabiduría para entender la vida.
Por: Solo Marga
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