Tantos recuerdos vienen a mi mente de esas historias vividas en Guayaquil, recuerdo cuando era chica los paseos tradicionales en familia que con el pasar del tiempo se han ido olvidando, los recorridos por las calles 9 de Octubre, Malecón y Las Peñas, para terminar comiendo helados en el Parque Centenario o en las faldas de Las Peñas por la Iglesia Santo Domingo... Los almuerzos tradicionales de sábados y domingos eran los yapingachos, la guatita... aún me provoca saborearlos, recuerdo las ollas hirvientes en la cocina de mamá con sus famosos platos: el Caldo de Mondongo con verde majado y cebollita curtida, el Caldo de Bola, la Guatita Casera, las Menestras, las Caritas Fritas con Patacones, el Puré con Carne Apanada y todos acompañados de Quaker o el Comibebe como le decimos los guayacos a la ensalada de frutas... mmm se me hace agüita la boca tan sólo de recordar. Ahora culpo a mi independencia de que sólo me queden los domingos para visitar a la familia y poder disfrutar algunas de esas delicias.
Imaginé que no sólo yo podría tener esas reminiscencias, así que salí en busca de más historias como las mías. En mi recorrido en me encontré con: Doña Martha Bejar (vda) de Múgica, una guayaquileña con sangre ambateña que dice que su corazón toda la vida le ha pertenecido a Guayaquil, su vida ha estado dedicada a labores sociales, en la actualidad tiene una Escuela de Cocina en el corazón de Urdesa y nos cuenta como Guayaquil se nos ha ido deshumanizando, como se han perdido las brisas que venían del golfo al que antes le decíamos "la Ría" y como nos daban frescura en las noches de verano, los inviernos no eran tan calurosos, como ahora por tanta infraestructura... los padres se han olvidado de enseñar buenas costumbres, como esa de sentarse a la mesa la familia completa a la hora del almuerzo... Nadie podía faltar y apenas la sirena de los bomberos anunciaba las doce del día, todo el mundo se iba a sus casas... en la calle 9 de Octubre el tranvía y el autoferro de los años 40 recorrían Guayaquil uniendo la Costa con la Sierra sin problemas. Doña Martha extraña las motonaves para recorrer el Río Guayas y las comidas que se servían a la mesa como las tortas de maduro, las tortas de camote, el chocolate caliente, el sánduche de queso criollo que vendían en carretillas a lo largo del Malecón... Pero fue en los tiempos de "Don Buca" que quitaron esos puestos... -suspira- sólo de recordar esos manjares. Nos cuenta que sus padres siempre estaban cuidando de ella y sus hermanos, pendientes de sus estudios y si tenían buenas calificaciones podían ir al cine Olmedo que era el de la época y más adelante se inauguró el cine "Presidente", sensacional porque tenía aire acondicionado que para entonces era algo especial... Se llegaba a muchos lugares a pie a lo largo de la calle Eloy Alfaro, de la calle Chile, o la Chimborazo, a donde quisieran moverse porque antes la calle Olmedo era una avenida que no tenía tiendas ni almacenes, lo que si tenía era arborización, una belleza, porque por ahí se llegaba hasta el Mercado Sur a comprar la fruta.... tantos recuerdos, tantas costumbres perdidas y doña Martha nos invita a que nos unamos para recuperar ese Guayaquill tradicional que une los hogares.
Otro guayaquileño de pura cepa es el Doctor Hugo Delgado Cepeda, periodista e investigador histórico, de familia alfarista de Montecristi y que hoy a sus 92 años nos cuenta que para él "la vida es un carrusel"... Nacido en el barrio Rocafuerte donde nace el Guayaquil de hoy a las faldas del Cerro Santa Ana y el del Carmen, nos cuenta que en la Plaza Colón cuando eran muchachos los llevaban a oír las retretas los sábados y los domingos donde se escuchaban música semi-clásica que tocaban las bandas militares y algo de música popular, dice que aún retumban en sus oídos los petardos que se lanzaban al cielo para anunciar que la ciudad se encontraba en peligro de incendio, por antecedente de confianza que aseguraban que por muy pequeño que fueran los incendios terminaban arrasando con Guayaquil y que como el ave Fenix se levantaba, una y otra vez. Aún tenemos la Iglesia Santo Domingo como la más antigua, ya que "milagrosamente" ha sobrevivido a todos los incendios... Recuerda el agua semi dulce del río Guayas que salía por la Boca del Pozo en la avenida Juan Coronel y Rocafuerte, y habían más pozos de los cuales sacaban con los tinajeros agua que de potable no tenía nada pero por alguna razón le tenían confianza. Recuerda haber alcanzado a transportarse en balandras y entre otros recuerdos que vienen a su mente es que en las casas jamás faltaba el plátano y diariamente les daban colada o mazamorra, los platos con arroz, fréjoles y la sopa de letras, también llevaban la fruta cocinada de diferentes maneras y como su papá compraba las canoas completas de fruta a pesar de que su mamá lo regañaba: ...Pero Simón por Dios, por qué compras tanta fruta!!... a lo que él contestaba:
Preferible que sobre, pero que nunca falte, agrega, usaba dichos populares de Manabí como por ejemplo: "este mundo es una rueda que por más vueltas que da, ahí mismo queda"... una lluvia de recuerdos vienen a su memoria y todas esas anécdotas se han ido transmitiendo a hijos, nietos y biznietos y cada uno de ellos quizás, en algunos de sus hogares las conserven como las costumbres que por esta vida caótica que vivimos las estamos dejando de lado.
Para qué hablar de los lagarteros y sus famosas y apreciadas serenatas al pie de las ventanas de la mujer amada... Julio Jaramillo y sus canciones fueron las últimas serenatas que se dieron en Guayaquil... hoy sólo para las madres en su día llegan camionetas armadas de sendos parlantes para que todo el barrio escuche unas tres canciones relativas al evento y que llevan años repitiéndose ya que el repertorio no es muy rico en el tema; Leo Dan, Juan Gabriel y Pedro Fernández son algunos de los más conocidos.
Preferible que sobre, pero que nunca falte, agrega, usaba dichos populares de Manabí como por ejemplo: "este mundo es una rueda que por más vueltas que da, ahí mismo queda"... una lluvia de recuerdos vienen a su memoria y todas esas anécdotas se han ido transmitiendo a hijos, nietos y biznietos y cada uno de ellos quizás, en algunos de sus hogares las conserven como las costumbres que por esta vida caótica que vivimos las estamos dejando de lado.
Para qué hablar de los lagarteros y sus famosas y apreciadas serenatas al pie de las ventanas de la mujer amada... Julio Jaramillo y sus canciones fueron las últimas serenatas que se dieron en Guayaquil... hoy sólo para las madres en su día llegan camionetas armadas de sendos parlantes para que todo el barrio escuche unas tres canciones relativas al evento y que llevan años repitiéndose ya que el repertorio no es muy rico en el tema; Leo Dan, Juan Gabriel y Pedro Fernández son algunos de los más conocidos.
El cancionero nacional que es muy romántico tenía canciones para cada caso de enamoramiento, de dulce y de sal como dicen por ahí.
En publicaciones extranjeras comentan que en muchas ciudades de Europa que viven del turismo, están creando programas dentro de sus gobiernos que les ayuden a rescatar la historia de sus ciudades que las hacen únicas y ansiadas de visitar, tenemos a un Quito patrimonial, a una Atenas del Ecuador, como buenos ejemplos, así que... qué les parece si también tratamos de rescatar de Guayaquil su historia llena de pasillos, de aromas y vivencias que a más de alguno le moverá el piso y convierte en un enamorado a la antigua como cantaba Roberto Carlos en esta increíble ciudad de "lagarteros" famosos.
En publicaciones extranjeras comentan que en muchas ciudades de Europa que viven del turismo, están creando programas dentro de sus gobiernos que les ayuden a rescatar la historia de sus ciudades que las hacen únicas y ansiadas de visitar, tenemos a un Quito patrimonial, a una Atenas del Ecuador, como buenos ejemplos, así que... qué les parece si también tratamos de rescatar de Guayaquil su historia llena de pasillos, de aromas y vivencias que a más de alguno le moverá el piso y convierte en un enamorado a la antigua como cantaba Roberto Carlos en esta increíble ciudad de "lagarteros" famosos.
“Yo soy de esos amantes a la antigua,
Que suelen todavía mandar flores
De aquellos que en el pecho aún abrigan
Recuerdos de románticos amores
Yo soy aquél amante apasionado
Que aún usa fantasía en sus romances
Le gusta contemplar la madrugada
Soñando entre los brazos de su amada...
Si se atreve, cuéntenos sus anécdotas, las de su familia y las de sus amigos y hagamos un Guayaquil más íntimo, más nuestro.
Fotos y texto: Sólo Marga y Archivo histórico
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