Los niños que van al preescolar en Suecia viven un proceso de educación muy diferente al de ¿Ecuador. ¡Claro que sí!, dirán ustedes; pero yo no me refiero a las oportunidades escolares que de hecho existen en uno de los llamados “países del primer mundo”. Me refiero a que esos niños tendrán una visión bastante objetiva de lo que es la diferencia de género.
En ese lugar del mundo el gobierno implementó un programa educativo que regula incluso el cómo se leen los cuentos infantiles en el aula de clase. Así, si los roles tradicionalmente femeninos construían personajes “débiles” o poco exitosos, las maestras debían cambiar el texto con tal de lograr el equilibrio deseado. Ahí los colores pasteles no son características del mundo femenino, sino que se escogen preferencias más neutras.
¡Claro!, digo yo, en nuestro país las cosas son distintas. Aún estamos por definir qué es realmente sexismo y violencia de género. En este enfoque, la Corporación Participación Ciudadana ha iniciado un trabajo investigativo que mira a los medios de comunicación como lo que son: formadores de la identidad nacional y de la opinión pública.
La muestra ha observado a seis canales locales (cuatro privados y dos públicos) y se encuentra actualmente en la fase de socialización. Los resultados, con el cierre del 2010, se darán a conocer en marzo de este año.
‘Disminución del sexismo y violencia de género en la programación nacional, la publicidad y los noticiarios televisivos con incidencia en Ecuador’ es el nombre del proyecto que ya arroja cifras iniciales (vistas de julio a octubre/2010) que ponen en evidencia lo que ya todos sabíamos: los medios son negocios que han dejado de lado su misión como orientadores y formadores sociales.
Entre las variables de análisis nos encontramos con los siguientes rangos en los contenidos televisivos: mujer objeto, 50,23%; atenta contra la dignidad, 22,07%; mujer estereotipada en rol, 19,25%; atenta contra la dignidad racial, 7,98%; y otros casos, 0,47%.
Sí, señores, la mujer hecha cosa en la televisión nacional. La presentadora que al firmar su contratación firma además la obligación de vestirse con “ropa que muestre”, y el derecho que se arrogan el camarógrafo y el productor de este a enfocar los atributos del cuerpo femenino antes que su rostro, mientras ella transmite la información.
Un poco más de la mitad de la programación nacional (06:00 a 21:00) y los canales observados, según el estudio, enfocan sus pilares de rating en las piernas y el busto de la presentadora de turno. Ella no es un todo pensante. Ella es solo partes, comparables incluso con cualquier producto al que se deba hacer publicidad en el espacio televisivo.
Y no solo los programas de farándula están en la mira. El estereotipo de roles también muestra un marcado sexismo en la televisión nacional, lo que se traduce en violencia de género: la mujer es presentada de manera sensual-provocativa (55,77%), en rol doméstico (30,77%), como manipuladora (3,85%), como chismosa (1,92%), prototipo de belleza-vanidosa (4,81%), con oficios atribuidos exclusivamente a mujeres (1,92%) y como madre –el único oficio realmente femenino– solo el 0,96%.
El estudio plantea también que los ecuatorianos nos reímos de lo que desconocemos. Que asumimos como “normal” lo que la televisión nos muestra comúnmente como “realidad”. La mujer es presentada como dependiente del hombre, en un estado de vejación física y verbal constante, solo visible desde su rol de atracción-perdición frente al hombre. Es este quien define el papel femenino, quien le otorga la posibilidad de ser.
“En la programación se evidenció un alto porcentaje de violencia psicológica por los insultos y vejaciones a la mujer, situación plasmada en el monitoreo de los seriados ecuatorianos, algunos de ellos registrados como supuestos programas cómicos”, plantea el estudio.
Desde que nacemos nuestras madres se empeñan en enseñarnos a comunicar lo que sentimos. El lenguaje es el hilo conductor de la sociedad y su principal pilar de avance y relación con el mundo. No el rating, no la tecnología, no el juego de “veamos a quién le dañamos la honra en este programa”.
Estar en contra de la violencia no es solamente asentir con la cabeza cada vez que miramos algunos de los spots de la campaña gubernamental Machismo es Violencia. Ese 22,07% y el 7,98% del muestreo nos dicen que se violenta también la dignidad de las personas y su raza. En un país cuya población tiene un importante número de representantes afro, “algunos programas de farándula no toman en cuenta las expresiones racistas que denigran la etnia afro, comparando el color de la piel con lo negativo”, señala el informe.
¡Pero nosotros no!, estarán esgrimiendo muchos. Lo interesante de los estudios de medios es que, más allá del escarnio público que no pretenden, plantean la posibilidad de colocar sobre el plató profundas discusiones que lleven a la construcción de mejoras en la realidad sociocultural de un país.
El ejercicio debe iniciarse con la autoevaluación de mirarnos casa adentro, porque sencillamente los ecuatorianos no nacimos suecos.
En ese lugar del mundo el gobierno implementó un programa educativo que regula incluso el cómo se leen los cuentos infantiles en el aula de clase. Así, si los roles tradicionalmente femeninos construían personajes “débiles” o poco exitosos, las maestras debían cambiar el texto con tal de lograr el equilibrio deseado. Ahí los colores pasteles no son características del mundo femenino, sino que se escogen preferencias más neutras.
¡Claro!, digo yo, en nuestro país las cosas son distintas. Aún estamos por definir qué es realmente sexismo y violencia de género. En este enfoque, la Corporación Participación Ciudadana ha iniciado un trabajo investigativo que mira a los medios de comunicación como lo que son: formadores de la identidad nacional y de la opinión pública.
La muestra ha observado a seis canales locales (cuatro privados y dos públicos) y se encuentra actualmente en la fase de socialización. Los resultados, con el cierre del 2010, se darán a conocer en marzo de este año.
‘Disminución del sexismo y violencia de género en la programación nacional, la publicidad y los noticiarios televisivos con incidencia en Ecuador’ es el nombre del proyecto que ya arroja cifras iniciales (vistas de julio a octubre/2010) que ponen en evidencia lo que ya todos sabíamos: los medios son negocios que han dejado de lado su misión como orientadores y formadores sociales.
Entre las variables de análisis nos encontramos con los siguientes rangos en los contenidos televisivos: mujer objeto, 50,23%; atenta contra la dignidad, 22,07%; mujer estereotipada en rol, 19,25%; atenta contra la dignidad racial, 7,98%; y otros casos, 0,47%.
Sí, señores, la mujer hecha cosa en la televisión nacional. La presentadora que al firmar su contratación firma además la obligación de vestirse con “ropa que muestre”, y el derecho que se arrogan el camarógrafo y el productor de este a enfocar los atributos del cuerpo femenino antes que su rostro, mientras ella transmite la información.
Un poco más de la mitad de la programación nacional (06:00 a 21:00) y los canales observados, según el estudio, enfocan sus pilares de rating en las piernas y el busto de la presentadora de turno. Ella no es un todo pensante. Ella es solo partes, comparables incluso con cualquier producto al que se deba hacer publicidad en el espacio televisivo.
Y no solo los programas de farándula están en la mira. El estereotipo de roles también muestra un marcado sexismo en la televisión nacional, lo que se traduce en violencia de género: la mujer es presentada de manera sensual-provocativa (55,77%), en rol doméstico (30,77%), como manipuladora (3,85%), como chismosa (1,92%), prototipo de belleza-vanidosa (4,81%), con oficios atribuidos exclusivamente a mujeres (1,92%) y como madre –el único oficio realmente femenino– solo el 0,96%.
El estudio plantea también que los ecuatorianos nos reímos de lo que desconocemos. Que asumimos como “normal” lo que la televisión nos muestra comúnmente como “realidad”. La mujer es presentada como dependiente del hombre, en un estado de vejación física y verbal constante, solo visible desde su rol de atracción-perdición frente al hombre. Es este quien define el papel femenino, quien le otorga la posibilidad de ser.
“En la programación se evidenció un alto porcentaje de violencia psicológica por los insultos y vejaciones a la mujer, situación plasmada en el monitoreo de los seriados ecuatorianos, algunos de ellos registrados como supuestos programas cómicos”, plantea el estudio.
Desde que nacemos nuestras madres se empeñan en enseñarnos a comunicar lo que sentimos. El lenguaje es el hilo conductor de la sociedad y su principal pilar de avance y relación con el mundo. No el rating, no la tecnología, no el juego de “veamos a quién le dañamos la honra en este programa”.
Estar en contra de la violencia no es solamente asentir con la cabeza cada vez que miramos algunos de los spots de la campaña gubernamental Machismo es Violencia. Ese 22,07% y el 7,98% del muestreo nos dicen que se violenta también la dignidad de las personas y su raza. En un país cuya población tiene un importante número de representantes afro, “algunos programas de farándula no toman en cuenta las expresiones racistas que denigran la etnia afro, comparando el color de la piel con lo negativo”, señala el informe.
¡Pero nosotros no!, estarán esgrimiendo muchos. Lo interesante de los estudios de medios es que, más allá del escarnio público que no pretenden, plantean la posibilidad de colocar sobre el plató profundas discusiones que lleven a la construcción de mejoras en la realidad sociocultural de un país.
El ejercicio debe iniciarse con la autoevaluación de mirarnos casa adentro, porque sencillamente los ecuatorianos no nacimos suecos.
2 comentarios:
Suecia tiene uno de los mas altos indices de violencia de género en el mundo, junto con Finlandia.
Generalmente esa violencia viene derivada de una conceptualisación de la mujer bastante mermada, o sea, es cultural. La mujer es una cosa.
Laviolencia sexual es tambien frecuente, y mas del 90% no son denunciadas.
VALENCIA. (Efe.) – España se encuentra
entre los países europeos
con menor número de mujeres
muertas por violencia de género. El
triste ranking lo encabezan países
del norte como Finlandia y Suecia,
donde los hombres son menos sexistas
pero donde hay un excesivo consumo
de sustancias tóxicas, como el
alcohol. Así lo aseguró ayer José
Sanmartín, director del Centro Reina
Sofía para el Estudio de la Violencia,
quien indicó que en España
se ha registrado en los últimos años
una “ligerísima” tendencia a la baja
en el número de asesinatos de mujeres.
“Mientras antes del 2000 hubo
años en que se alcanzaron cifras de
hasta 90 mujeres asesinadas al año
por sus parejas o ex parejas, en los
últimos años las cifras se sitúan
en unos 60 anuales”, señaló Sanmartín,
quien reconoció que la cifra
“horripila”.
Según un estudio presentado en
el primer Congreso Internacional
sobre Violencia de Género, celebrado
recientemente en Valencia, entre
el 40% y el 50% de las mujeres
de países como Finlandia, Suecia y
Alemania ha sido víctima de violencia
por parte de algún hombre.
Sanmartín declaró que en los países
nórdicos hay una mejor educación
sexual, ya que son menos sexistas,
pero detrás de las elevadas cifras
de maltrato hacia la mujer podría
estar un consumo excesivo de
ciertas sustancias tóxicas, como el
alcohol, “que desinhibe y hace que
no haya frenos morales”.
El director del Centro Reina Sofía
rechazó que la violencia contra
la mujer se dé en mayor medida en
los niveles socioeconómicos más bajos
y entre la población inmigrante,
ya que la mayoría de las mujeres extranjeras
que mueren asesinadas es
de la UE. Sanmartín destacó que antes
de la aprobación de la ley integral
contra la Violencia de Género,
en diciembre del 2004, las mujeres
víctimas de malos tratos “se convertían
en peregrinas de la Administración”,
lo que era para ellas una “segunda
victimización de corte burocrático”.
No obstante, consideró
que no habrá “jamás un plan o una
ley que sea eficaz mientras la sociedad
en su conjunto no experimente
una serie de cambios”.
En relación con la violencia escolar,
Sanmartín indicó que la conducta
del agresor escolar “se parece bastante
a la del agresor de mujeres” y
no responde a ningún tipo de trastorno.
En la mayoría de los casos
son jóvenes conscientes de lo que
hacen. Así, siete de cada diez agresores
escolares transfieren la responsabilidad
de sus actos a la víctima.
Según un sondeo elaborado por el
Centro Reina Sofía, quince de cada
cien alumnos de ESO sufren violencia
en el sistema escolar.c
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Finlandia y Suecia lideran la
lista de las mujeres muertas
por la violencia machista.
(Tomado de un artículo de prensa).
La diferencia está en que el español acepta, comenta, y publíca, los casos de violencia de género, en Finlandia, y Suecia no. Hay una imagen primermundista que se debe proteger para no perder credibilidad. No se como lo manejan en Ecuador,no soy de allí, digo; si lo manejan, pero es bueno saber más cosas sobre la realidad de un país, antes de meter la mano en el fuego por el. El sistema sueco de enseñanza siempre fue vendido como uno de los mejores, pero hay algo que, evidentemente, aun no controla para optimizar la formación del hombre sueco.
En el artículo le dan mucha importancia al consumo de alcohol, pero creo que es algo simplista esa teoría, en la mayoría de los países, exceptuando los islámicos, se consume alcohol sin que esas consecuencias sean las habituales, pero en esos países islámicos abstemios si saben de eso de golpear a las mujeres. Con esto no digo que somos mejores o peores, somos diferentes CULTURALMENTE hablando, y aceptar la própia decadencia para muchos es dificil y comprometedor.
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