viernes, 1 de noviembre de 2013

LA CIUDAD DE SAN MIGUEL (ARCÁNGEL) DE BOLIVAR


San Miguel de Bolívar es la ciudad del arcángel, de la sierra alta, ubicada en un repliegue de la cordillera occidental, en pleno centro de la provincia de Bolívar. Cuentan que la historia del nombre empezó hace muchos años atrás, cuando los esclavos españoles, en uno de sus viajes por la cordillera dejaron abandonada una imagen del arcángel San Miguel, imagen que los lugareños empezaron a venerar, cuentan también que más de alguno aseguraba que este San Miguel era milagroso. De puro agradecimiento le construyeron un altar al santo y al poco tiempo le hicieron una capilla.

Los sanmigueleños terminaron acostumbrándose a las subidas y bajadas de sus empinadas y empedradas calles, pareciera que pasan sus días sin apuro ninguno, en la tranquilidad de sus casas de estilos coloniales con balcones multicolores, generosos de siemprevivas,  rosas, magnolias y crisantemos.

Las empanadas de trigo con queso y achiote son las preferidas al momento de recibir a los que llegan a la ciudad del arcángel.  Empanadas redondas, preparadas en tiestos y acompañadas de un humeante y recién colado café. Recuerdos inolvidables que se llevan todos los que visitan San Miguel.
Los mas mayorcitos por su parte, argumentan que a San Miguel también se la conoce como la ciudad de la cultura, porque de esta ciudad eran casi todos los profesores que trabajaban en el magisterio nacional.

San Miguel se quedó suspendida en el tiempo, en los vientos fríos de su altura, en la serena belleza de sus paisajes, en la gallardía de su gente, en las manos laboriosas que sobre un tiesto cocinan el trigo o en las piedras de sus caminos... Entre el arcángel y los maestros... entre la sabiduría de sus ancianos y la inocencia de sus niños...San Miguel de Bolívar existe para mantener la cordura de un país que cambia día a día en busca del equilibrio entre el amor y la ambición...

Su gente, vaya que es especial, irradia ternura, gallardía y sobre todo orgullo y felicidad... trabajadores sin diferencias sociales, cultos y por sobre todo orgullosos de ser y vivir en San Miguel de Bolívar. donde la naturaleza y sus habitantes poseen un especial y único destino, ser felices, agradecidos y eternamente unidos... Nos queda la sensación de haber estado en un lugar cerca del cielo.

Las manos rápidas amasan con la sabiduría de la experiencia de años incontables frente a los trastos, las mesas y los instrumentos de cocina y los elementos, frutos y condimentos mezclados con una rapidez y seguridad hasta el momento de enfrentar el calor del carbón o la leña que los harán alimento.


Por estas calles suben o bajan durante el día los que van o vienen a cualquier lugar y si es necesario un descanso siempre habrá un lugar para que el caminante recupere fuerzas para continuar su viaje, mientras tanto una sonrisa delata el motivo de su andar, la espera de un arribo a la felicidad.


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