Una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea, afirma un popular dicho colombiano. La visión del presidente Obama de construir una política internacional que supere la lucha ideológica y militarista de la guerra fría no parece haber sido escuchada y menos atendida por sus supuestos representantes en estas tierras. Apenas ha cambiado el lenguaje. La amenaza ya no se llama comunismo, sino chavismo, y como parece políticamente incorrecto atacar al chavismo como al comunismo (con golpes de Estado, operaciones militares abiertas y apoyo a regímenes violatorios de derechos humanos), entonces agazapan la confrontación ideológica bajo la égida de lucha contra "el narcotráfico y el terrorismo".
Al tiempo que Chávez seguía como protagonista en la crisis de Honduras y empezaba a liderar el debate continental por el traslado de operaciones militares estadounidenses de Manta a Colombia, una agencia norteamericana publicó un informe según el cual Venezuela es el nuevo "narcoestado" de la región y epicentro de las "principales rutas de narcotráfico". Basta un mínimo de sentido común para reconocer que si Colombia es el epicentro de los cultivos de coca en la región, es también el origen de las "principales rutas de narcotráfico". Cualquier ruta de coca que pase por Venezuela pasa o se origina en Colombia. Pero lo conveniente ideológicamente es decir que Venezuela es un narcoestado y callar sobre el estado de la democracia colombiana.
Como ese informe no logró enterrar el debate del traslado de las bases ni el protagonismo del presidente Chávez, optaron por una acción más contundente: filtrar un video en el que supuestamente el 'Mono Jojoy' confirma que las Farc financiaron la campaña del presidente Correa. Como era obvio, el video se volvió una "bomba noticiosa". Un mínimo de rigor periodístico obligaba a los medios a informar que el video fue incautado hace más de dos meses, a pesar de lo cual no ha sido judicializado, y que está editado, es decir que lo que allí se ve fue manipulado por quien lo incautó y seguramente lo filtró: el Ministerio de Defensa de Colombia.
Sería malpensado creer que la embajada norteamericana en Colombia es parte de la "bomba noticiosa" de no ser porque más se tardaron en filtrar el video que en salir el embajador norteamericano a resaltar la contundencia y la gravedad de lo denunciado en el video y a pedirle a la comunidad internacional que lo tome seriamente. A continuación se cumplió lo "sugerido". La Casa de Nariño ratificó la contundencia y seriedad del video, el ex ministro Santos declaró sobre el video que "más claro no canta un gallo" y el Gobierno lo envió a la OEA y la Interpol. La historieta y el repertorio es tan obvio que ni siquiera nos dejaron algo para la imaginación. Si eso hacen sin que estén operando las bases en Colombia, ¿qué no harán cuando las tengan?
Cualquiera que haya estudiado un mes a las Farc sabe que se caracterizan por la paranoia y compartimentación de información. Es inverosímil que el 'Mono Jojoy' reuniera a un montón de troperos farianos a leerles asuntos del secretariado. La voz y las imágenes no coinciden. Los cortes son abruptos, la intercalación de temas inconexos es evidente y los empates de la edición son como de estudio de garaje. Pero esos detalles no los nota un televidente desprevenido, mucho menos cuando la introducción de los titulares y presentadores es que apareció "la prueba reina", "irrefutable" de que las Farc financiaron a Correa.
Cincuenta años de práctica y retórica "antisubversiva" no se paran en un día. Pero ya va siendo tiempo de que la nueva política de Obama se note en la práctica de sus operadores militares y políticos regionales y no sólo en sus discursos. La torpeza de la práctica antisubversiva norteamericana incendió de violaciones y guerras este continente y volvió a unos tiranos "héroes revolucionarios" y a otros "héroes de la democracia". La inercia torpe de esa práctica y retórica ha vuelto a Chávez "héroe antiimperialista". La era Obama de política exterior no se sentirá efectivamente en Latinoamérica si la práctica de sus embajadores no empieza a coincidir con los discursos de su Presidente.
TOMADO DE DIARIO EL TIEMPO DE COLOMBIA