Sucedió en el gobierno de León Febres Cordero. |
Era nuestro primer año en el colegio, 1984, y todo en ese año representaba cambios, maestros por cada hora de clase, dos recreos, caras nuevas, unas tímidas y otras no tanto. Me costaba hacer amigas así que creo que la Michu fue mi primera amiga, nos juntábamos a la hora de la salida y caminábamos juntas hasta el paradero del bus. De lunes a viernes, siempre entre risas y de vez en cuando con preocupaciones, así transcurría nuestra vida estudiantil. Me acuerdo que empecé a llamarla Michu, por sus grandes ojos y largas pestañas y por los moños con los que su mamá la peinaba religiosamente todos los días. Era tan parecida a una hello kity, pequeña y hermosa y apenas tenía 10 años.
Recuerdo que ese viernes hubo reunión de profesores y salimos más temprano que de costumbre. Así que decidimos organizar un paseo a la casa de alguien, ella no quiso ir, no le había pedido permiso a su mamá. Eso nos dijo cuando se separó de nosotras en el portón del colegio. No sirvió de nada que le insistiéramos, agarró su bolso y se fue sola a tomar el bus por el sector de la avenida Olmedo. Fue la última vez que la vi.
Casi a la medianoche su mamá fue a mi casa a preguntar si es que sabía algo de ella. Su pequeña no había regresado del colegio.
Se pasó una semana completa buscándola, primero en casas de las amigas, luego en los hospitales, pero nada, la Michu había desaparecido y nadie daba pistas. Cuando se denunció en la policía la desaparición de mi pequeña amiga, recuerdo que llegaron unos chapitas a preguntarnos si es que ella tenía novio. No, no tenía. Preguntaban si era rebelde, porque a lo mejor es que decidió fugarse. No, ni era rebelde ni quería fugarse de la casa, les respondimos. La policía no se hizo problema. Y con un "sabe que señora, le recomiendo que espere, ya va a aparecer su hija" y luego de esa recomendación dieron la búsqueda por terminada. Me acostumbré a ver a la mamá de la Michu en el rectorado, en el patio del colegio, preguntando, buscando alguna respuesta que la ayudara a encontrar a su hija. Así pasaron los meses hasta que un día de pronto dejó de ir al colegio. Me contaron que la policía por fin la había encontrado. Lograron identificarla entre unos cuerpos abandonados en la vía a Daule. Torturada, violada y asesinada, así la encontraron y así se la entregaron a sus familiares y para que no quede duda de que esos restos pertenecían a la pequeña, también les entregaron unos cuadernos y los zapatos escolares que usaba el día que desapareció.
Un oficial de policía dio detalles de cómo había sufrido la niña antes de morir. Tenía heridas en su vientre, los pezones cortados y quemaduras en el cuerpo.
Nunca más volví a ver a la mamá de mi pequeña amiga, de vez en cuando me llegaban noticias de ella. Que vestía siempre de negro, que enfermó de tristeza. Que solo salía de casa para reunirse con otras madres de una Asociación llamada 24 de diciembre y que nunca creyó que Camargo era el asesino de su hija.
Hoy les cuento esta muy personal historia a propósito del lío que un grupo de chicos llamado "Diabluma" le ha armado al Municipio de Guayaquil y del enfrentamiento que se da entre los mismos ecuatorianos por el monumento al ex presidente y ex alcalde León Febres Cordero. Sobra decir que me opongo a que LFC tenga un monumento, porque pienso que la peor desgracia que le puede pasar a un pueblo es olvidar, olvidar a las víctimas de la violencia, olvidar a los torturados, olvidar a los muertos, olvidar a todas esas niñas y mujeres torturadas y asesinadas de la vía a Daule a las que nunca se les hizo justicia. Me opongo porque el dolor de los pobres merece respeto!.
Un poco de historia 1984
Daniel Camargo Barbosa, colombiano, de tez morena, delgado, de estatura pequeña, pelo crespo, fue presentado en rueda de prensa solicitada por la policía nacional como el único responsable de la violación y muerte de 71 mujeres (según lista oficial) cuyos cuerpos fueron la mayoría encontrados en el sector de la vía Daule entre diciembre de 1984 y febrero de 1986
La policía informó que Daniel Camargo escapó de la Borbona, una prisión en Colombia y que el director de la cárcel reportó que había sido devorado por los tiburones.
Según versión del propio Camargo ingresó a Ecuador en enero de 1984, trabajando en sus ratos libres como vendedor en el sector céntrico de Guayaquil. Luego de su detención el 26 de febrero de 1986, confesó sus crímenes y guió a la policía a llegar a los lugares donde había botado los cuerpos de sus víctimas. Todavía es un misterio la forma en la que cargó los cuerpos a lugares de difícil acceso tomando en cuenta su contextura física. También sigue siendo un misterio cómo lograba que sus víctimas llegaran a estos lugares sin que sospecharan nada o que ninguna haya puesto resistencia.
Su versión de ser el único asesino de las mujeres de la vía a Daule fue corroborada por el siquiatra Oscar Bonilla, quien aseguró que efectivamente Camargo era el único asesino.
El 13 de noviembre de 1994, un día antes de recuperar su libertad del Penal García Moreno, fue asesinado en prisión por Geovanni Noguera, un recluso que había sido trasladado el día anterior desde la Penitenciaria de Guayaquil.
Por: Yazmín Bustán